Convención Americana sobre Derechos Humanos. Artículo 23. Derechos Políticos 1. Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades: (…) b) de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y (…)
El próximo 14 de abril el candidato de la Mesa
de la Unidad (MUD) Henrique Capriles deberá derrotar al aparato del Estado
venezolano, el cual está totalmente volcado a la disposición del Presidente
Encargado de la República, Nicolás Maduro, quien ha venido utilizando recursos
económicos pertenecientes a todos los venezolanos para financiar su campaña
electoral, así como para movilizar a los partidarios del Partido Unido de
Venezuela (PSUV) a las cada vez menos espontáneas movilizaciones y
concentraciones.
Resulta clara la falta de imparcialidad que ha
exhibido el Consejo Nacional Electoral (CNE) durante los últimos catorce (14)
años, falta de imparcialidad que se hace más notoria de cara a los próximo
comicios electorales. Asimismo, existe desigualdad en las condiciones entre los
dos principales candidatos que se medirán en dichas elecciones. Para sustentar
es punto basta simplemente con mencionar que mientras Capriles se separó del
cargo de Gobernador de Miranda, al inscribir su candidatura electoral, como lo
establece la Ley de Procesos Electorales, Nicolás Maduro permanece, gracias a
sentencia violatoria de nuestra Carta Magna dictada por la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) como Presidente Encargado.
Aunado a lo antes mencionado, es oportuno hacer
referencia al tema de la escasa pluralidad, por no decir nula, dentro de los
rectores del CNE, quienes no representan al pueblo venezolano, toda vez que de
los cinco (5) rectores principales cuatro (4) de ellos están identificados con
el régimen chavista, más aún evidente y chocante resulta la actitud descarada
de la Presidenta del CNE, Tibisay Lucena, quien durante los últimos días, ante
hechos como la difusión desmedida de cadenas en honor a Hugo Chávez de claro
sesgo electoral y/o ante las observaciones formuladas por el Departamento de
Estado sobre las futuras elecciones, se ha comportado como una militante más
del PSUV. En este orden de ideas, si existe desconfianza en la mayoría de los
rectores del CNE, ello lleva automáticamente a desconfiar en la veracidad en el
Registro Electoral Permanente (REP).
El voto debe ser secreto, lo cual se traduce en
la seguridad que debe tener todo ciudadano que su voto no será dado a conocer o
publicado, no obstante esta seguridad ha sido violentada, como muestra de ello
es la denominada Lista Maisanta, que ha sido utilizada como instrumento de apartheid
político para negar posiciones de trabajo en las instituciones del Estado
venezolano a quienes no hayan votado a favor del partido de gobierno, ya que
ésta indica si los votantes sufragaron a favor o no del entonces Presidente
Hugo Chávez. El temor a que se revele la identidad del voto se ha venido
incrementado paulatinamente a partir del año 2004 cuando se empezaron a
utilizar las máquinas de votación, las cuales vinieron a sustituir el voto
manual. El sistema de votación utilizando máquinas automatizadas no permite que
los ciudadanos presencien el escrutinio de los votos. Además, las denominadas
capta huellas generan desconfianza entre un número importante de ciudadanos,
esto ha traído como consecuencia que recientemente, la MUD haya solicitado, sin
mucho éxito, al CNE no utilizar capta huellas, así como la adopción de otras
medidas que propicien una mayor igualdad.
En los regímenes democráticos se debe reconocer
y garantizar el derecho a elegir a los gobernantes. Para que no se viole este
derecho humano, el próximo 14 de abril el Estado venezolano debe garantizar
elecciones auténticas. Para ello, debe haber imparcialidad, garantía del voto
secreto, y la pluralidad de los árbitros electorales, de lo contrario, se
estará violentando el Artículo 23.1.b de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, incurriendo el Estado venezolano en un hecho internacionalmente
ilícito generador de responsabilidad internacional, debiendo recordar que si
bien el Estado venezolano manifestó su intención de dar por terminado ese
tratado internacional en fecha 06 de septiembre de 2012, sigue obligado a
cumplir sus disposiciones, las de la Declaración Americana de los Deberes y
Derechos del Hombre, y las obligaciones de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos hasta el 06 de septiembre de 2013.
El voto debe ser libre y en Venezuela no lo es. El factor miedo juega un papel determinante para coaccionar la libertad del voto del elector. Sembrar la duda sobre el secreto del voto (el SAI juega un papel fundamental acá) más la posibilidad de coacción (retiro de misiones o despido)son estrategias que aplica este régimen de facto para influir en el voto, y afectar su libertad.
ResponderEliminarHay pruebas de que los resultados del 7O fueron fraudulentos. En http://esdata.info/ pueden ver un informe al respecto.
Felicito que haya gente que escriba sobre el tema en lugar de ceder ante la animadversión que produce este tema tabú.
Para enfrentar a este régimen hay que conocerlo, y hablar del CNE nos permite derrotar al régimen, lejos de desestimular la participación.