miércoles, 3 de abril de 2013

Razones para No Votar por Maduro











Por: Zulmaire González

Nicolás Maduro hoy flamante Presidente encargado y candidato presidencial, fue ungido por el entonces Presidente Hugo Chávez en la que sería su última aparición pública, para continuar con el denominado proceso revolucionario. Maduro quien ha estado vinculado al régimen chavista desde sus inicios, recibió formación marxista en Cuba, en donde forjó su carácter autoritario del cual empezó a dar muestras cuando fungió como Presidente de la Asamblea Nacional, pues más de una vez fuimos testigos a través de las televisoras de como atropellaba, quitaba la palabra abusivamente a los opositores e incluso recurrió a la fuerza física para imponer sus puntos de vista. Como Ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores se le reconoce haber comprendido la visión de política exterior de Hugo Chávez para implementar una diplomacia petrolera que ha permitido al Gobierno venezolano a través de la manipulación mostrar apariencia de democracia gracias al apoyo de los Estados que van desde China, Rusia, Bielorusia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Bolivia pasando por prácticamente todas las islas del Caribe y un número importante de países del continente africano, los cuales se han venido beneficiando de las dádivas  obtenidas a través de la cooperación internacional y/o a través de negocios en sectores, como hidrocarburos, minería, electricidad, infraestructura, entre otros.

El ungido Maduro, dejó el Ministerio de Relaciones Exteriores para ser designado Vicepresidente Ejecutivo, desde esa posición empezaría a tomar decisiones cada vez de mayor trascendencia para el país, en la medida que se debilitaba la salud de Chávez. Es así como en fecha 05 de marzo del presente año una vez que se anunció la desaparición física de Chávez, se inició una tramoya por parte de las instituciones del Estado con el propósito de nombrar a toda costa a Nicolás Maduro como Presidente encargado. La Sala Constitucional interpretó el Artículo 233 constitucional para permitir que Maduro asumiera de facto la Presidencia de la República como encargado, la decisión de la Sala Constitucional ha sido cuestionada, toda vez que no sólo obvió que conforme a la Carta Magna correspondía al Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello asumir dicho cargo, sino que además se le otorgaron a Maduro iguales atribuciones a las que le corresponden a los presidentes electos por votación secreta, directa y universal, y por si fuese poco se le permitió mantenerse en el cargo durante la campaña electoral, esto en flagrante violación del Artículo 258 de la Ley de Procesos Electorales.

Desde el momento que Hugo Chávez Frías comenzó a hacerse menos visible, pasando por el episodio de su desaparición física, han transcurrido aproximadamente ciento treinta (130) días durante los cuales Maduro se ha mostrado sin identidad propia, ha buscado justificar decisiones como la devaluación de la moneda en un 46% escudándose detrás de la figura de Hugo Chávez, tratando de hacer creer al pueblo venezolano que se trató de la ejecución de una orden de Chávez, la sensación de falta de gobierno se ha acrecentado en la medida que los problemas del país se agravan (inseguridad, desempleo, crisis del sistema de salud, deterioro de las instituciones, ineficacia para solucionar el déficit habitacional, etc). 

Asimismo, han contribuido al deterioro de la imagen de Nicolás Maduro las contradicciones en las que incurrió, cuándo se pronunció sobre la salud de Chávez durante su larga convalecencia, y/o cuando informó sobre su fallecimiento, esto y el extenso show en que se transformaron las exequias presidenciales, incluyendo la idea del embalsamiento, nos presenta a Maduro como un oportunista ansioso por mantenerse y acrecentar su poder a toda costa, a la vez que han incrementado las dudas acerca de la fiabilidad de Maduro, quien ante sus carencias personales, ausencia de formación académica, y falta de identidad se nos ha  presentado como un hijo de Hugo Chávez. Pero Maduro dista de ser Chávez, ni siquiera logra imitarlo con gracia, se asemeja más a una pésima caricatura, su falta de liderazgo y de ascendencia dentro del chavismo es evidente. De hecho, no le ha funcionado portar la estrella de cinco puntas, ni trajearse de verde oliva como su titiritero Fidel Castro, tampoco le ha servido hacer uso de un fanatismo lleno de contradicciones, pues trata de presentarse como cristiano, pero a la vez es conocida su devoción tanto por Sai Baba como por María Lionza. Ha hecho uso de un lenguaje homofóbico, también ha demostrado su desprecio por el género femenino, llama al diálogo, a la vez que muestra un profundo resentimiento social al fomentar la división entre los venezolanos esgrimiendo el tema de los apellidos, y amenaza con la Fuerza Armada Nacional, así como con la Milicia Bolivariana, que no es más que un grupo paramilitar creado por el régimen para ser utilizado una eventual confrontación entre los dos polos en que está dividida actualmente la población venezolana.

Maduro representa la mentira, la manipulación, el fanatismo, el autoritarismo, las ansias desmedidas de poder a través del uso del aparato del Estado con fines electorales, la entrega de nuestros recursos naturales no renovables al Castro-Comunismo, la persecución a los estudiantes, el cercenamiento a la  libertad de expresión y opinión, el resentimiento y el apartheid político, asi como la profundización de los problemas que aquejan a la población: más inseguridad, más desempleo, más pobreza, violaciones a los derechos humanos, más presos políticos, manipulación, mentira, desmantelamiento del aparato productivo, debilitamiento institucional, falta de separación de poderes, menor flujo de inversión extranjera, mayor devaluación, más corrupción. Por estas razones debemos persuadir a nuestros compatriotas que NO voten por Nicolás Maduro, quien de resultar electo sumirá a nuestro país en la mayor de la crisis de su historia republicana. 

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