Por: Juancarlos Vargas
A pocos días para celebrarse las
elecciones presidenciales convocadas para llenar la falta absoluta generada por
el fallecimiento de Hugo Chávez, se empieza a incrementar la tensión pre-electoral,
al punto que un porcentaje importante de venezolanos independientemente de la
tendencia política considera que se están jugando el futuro. No son unas
elecciones cualquiera, el régimen chavista cuestionado por ineficiente y
corrupto tiene mucho que perder, por lo que Maduro y el Alto Mando
Político-Militar parecen estar muy cerca de sucumbir ante la tentación
autoritaria y represiva, mientras que la oposición democrática liderizada por
Capriles lucha en desigualdad de condiciones por el rescate de la instituciones
y la reconciliación de país.
Luego de una corta pero intensa
campaña electoral que apenas duró 10 días, comienzan a proliferar denuncias de
desestabilización por parte de ambos comandos políticos, ello aunado a que los
ánimos empiezan a caldearse, lo cual sería normal en elecciones transparentes y
en igualdad de condiciones. Preocupan los hechos de violencia perpetrados durante el día de hoy en
Mérida, donde grupos armados integrados por Tupamaros y mercenarios bajo el
mando de reconocidos militantes del PSUV han agredido a civiles resultando
heridos al menos diez personas.
Estas acciones se constituyen en
clara violaciones de derechos humanos por la intervención directa de
funcionarios del Estado, así como por ser consecuencia del discurso violento e
instigador de altos personeros del gobierno de Nicolás Maduro, quien como jefe
de Estado y de Gobierno debe garantizar el derecho a la protesta pacífica así como el derecho a la integridad
personal y a la vida de los ciudadanos venezolanos, de lo contrario se
constituiría en un agente de violación de estos derechos, los cuales no solo se
violan por acción sino también por omisión.
El gobierno venezolano ha sido
negligente al momento de prevenir este tipo de conductas debido a que las ha
propiciado mediante acciones como los ataques contra los estudiantes de la
Plaza La Castellana, la detención ilegal de un miembro de la Operación
Soberanía que se encontraba en huelga de hambre y ataques de motorizados
armados contra la población en distintos sectores del país.
Los colectivos bajo el mando de
Freddy Bernal y Jorge Rodríguez comienzan a activarse con el objeto de
amedrentar a la población y sembrar el terror con el fin último que los
venezolanos no salgan a votar. Por su parte, el Presidente de la Asamblea
Nacional presentó denuncias basadas en grabaciones telefónicas responsabilizando a integrantes del
Comando Simón Bolívar y a la asociación civil Esdata presuntamente por planear
desestabilizar las elecciones, esto coincide con declaraciones de la Fiscal
General quien señaló que las personas no pueden permanecer en los centros de
votación y amenazó con la actuación de los efectivos militares que integran el
Plan República. Este mensaje de la Fiscal está dirigido directamente a los
estudiantes y todos aquellos ciudadanos que han manifestado su intención de
presenciar el cierre de las mesas electorales con el propósito de defender los
votos.
Aunado a ello, la presidenta del
CNE Tibisay Lucena, llamó “antidemocráticos” a quienes dudan de la actuación
imparcial del CNE. Las declaraciones de la rectora Lucena han generado
controversia en la redes sociales por cuanto ha sido precisamente ella quien
con su conducta en los últimos días ha demostrado su falta de imparcialidad al
identificarse descaradamente con el PSUV llegando a extremos de portar el
símbolo que identifica a los militantes más radicales del régimen chavista.
Una vez más es posible
apreciar como los poderes del Estado se articulan de manera sincronizada al margen
de sus competencias para favorecer al candidato del régimen, llegando incluso
al extremo de recurrir a la violencia contra la población venezolana,
especialmente contra los estudiantes, quienes han venido ejerciendo un rol
protagónico en la defensa de la democracia, es por ello que debemos apoyar y
respaldar a los estudiantes y no abandonarlos en esta difícil tarea.
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