lunes, 25 de febrero de 2013

El Progresivo Desmantelamiento de las Instituciones y del Aparato Productivo del País



Por: Juancarlos Vargas

Al igual que otros regímenes con rasgos de totalitarismo, el  régimen neo-totalitario chavista se ha caracterizado por duplicar organismos públicos.  Esta duplicación de organismos y por ende la división de autoridad ha sido exitosa para generar la confusión que requieren los totalitarismos, y en general los gobiernos no democráticos con el propósito de mantenerse en el poder. Arendt señaló que la coexistencia de un poder real y del ostensible es una herramienta que se emplea con el propósito de alimentar la incertidumbre de la que se nutren los totalitarismos. [1]


La duplicación de organismos contribuye a la ineficiencia, pero para los gobiernos totalitarios la eficiencia pasa a un segundo plano, debido a que el principal objetivo del líder es detentar el poder total sacrificando para ello la eficiencia administrativa y la capacidad industrial y económica. Se justifica que la estructura del Estado no sea eficiente argumentando que esa situación es transitoria, pues conciben las victorias o derrotas en términos de periodos muy extensos, para lo que acuden a metas globales.

Los Estados totalitarios se caracterizan porque el dictador o líder totalitario debe mentir para mantenerse en el poder. “El sistema de mentir a todo el mundo puede ser empleado con seguridad sólo bajo las condiciones de la dominación totalitaria, donde la calidad ficticia de la cualidad cotidiana torna a la propaganda superflua. En su fase anterior a la conquista del poder, los movimientos totalitarios nunca pueden permitirse en el mismo grado ocultar sus verdaderos objetivos”[2].

Esa afirmación se sustenta en la necesidad que tienen los movimientos totalitarios de aprovecharse de las masas, toda vez que éstas constituyen un ingrediente fundamental para configurar un Estado totalitario, esto lo ha logrado Hugo Chávez a través de dadivas y promesas, pocas de ellas cumplidas a cabalidad y otras a medias tintas para aglutinar el chavismo duro, al cual movilizan con facilidad bajo la manipulación y el uso de los recursos económicos de todos los venezolanos, principalmente de las enormes ganancias provenientes de la comercialización del petróleo.


Lo anterior, así como la venta de petróleo y gas a precios, muy por debajo de los establecidos en el mercado, principalmente a Cuba, Nicaragua y a otros países ALBA[3], se sustenta en el hecho en que Chávez y su colaboradores más cercanos, al igual que lo han hecho otros dictadores totalitarios a lo largo de la historia desprecian las riquezas naturales e industriales (…) incluso las del Estado que gobiernan. Para dichos líderes los recursos de la naturaleza“(…) constituyen una fuente de botín y un medio de preparar el siguiente paso dentro de la expansión agresiva (…)”[4]

La economía pasa a un segundo plano dentro de los gobiernos totalitarios, los cuales se caracterizan por saquear los recursos naturales y destruir el aparato productivo. Esto trae como consecuencia que el miedo, la violación de los derechos humanos y la manipulación de la legalidad, estén acompañados de la ineficiencia.


[1] Arendt, Hannah, Los Orígenes del Totalitarismo (Trad. cast. de Guillermo Solana, México: Taurus, Primera Reimpresión 2004). Título original: The Origins of Totalitarianism, New York. Harcour Brace Javanovich, 1961.
[2]Ibídem, p. 506.
[3] Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América
[4]Arendt, Hannah, Ob cit, p. 509.

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