Por: Zulmaire González y Juancarlos Vargas
La corrupción ha penetrado
prácticamente todas las instituciones del Estado venezolano, incluyendo el
estamento militar. Mientras Nicolás Maduro se refiere insistentemente a la
lucha contra la corrupción y solicitó a la Asamblea Nacional Ley Habilitante que le permita legislar
vía decretos leyes en esta materia, la sociedad venezolana aprecia como este
flagelo no solo se ha enquistado progresivamente dentro de un sector importante
de la fuerza armada (FFAA) sino que además, otros países comienzan a mostrar
preocupación porque Venezuela está cerca de convertirse en un narco-estado.
Debido a la notoriedad de los
casos de corrupción y otros delitos que se han detectado dentro de la Fuerza
Armada, entre los cuales destaca el decomiso de 1.3 toneladas de cocaína pura
por las autoridades francesas dentro de un avión de Air France que despegó del Aeropuerto Internacional de Maiquetía pasando por controles que están a cargo de la Guardia Nacional. Este decomiso fue producto de actividades de
inteligencia que vienen adelantando gobiernos de la Unión Europea. La inacción y falta de
investigaciones creíbles por parte del Estado venezolano ante situaciones como
la antes descrita, han hecho que se presuma la existencia de un pacto entre Nicolás Maduro y la Fuerza Armada,
pues de lo contrario ¿cómo se puede explicar que estos hechos no se investiguen
a fondo y que por otra parte Maduro siga siendo Comandante en Jefe de una FFAA
que debió haberle solicitado la renuncia cuando comenzaron hacerse públicas las
pruebas sobre su doble nacionalidad? Por razones históricas, es contrario a la
naturaleza de la máxima institución militar ser comandadas por un personaje que
ostente la nacionalidad colombiana.
Hasta ahora ha predominado el
silencio militar, no se sabe por cuanto tiempo los oficiales se mantendrán inertes ante esta situación, se
señala que ese silencio se
mantiene a cambio de altos cargos y privilegios que han permitido a un grupo de
militares amansar fortunas a través de distintas actividades ilícitas que van
desde la malversación de fondos, peculado de uso, extorsión, sobornos y más
grave aún mediante el tráfico de drogas.
Mucho se ha dicho sobre la
existencia de cárteles que operan dentro de la Fuerza Armada venezolana. Estos
cárteles de la droga han sido objeto de rivalidades, debido a que uno es
controlado por la Guardia Nacional y el otro por el Ejército, a ambos se les
conoce como cárteles de los soles, los cuales son dirigidos tanto por oficiales de altos rango dentro de la
jerarquía de la institución como por militares activos y retirados que han ocupado altos cargos dentro del mundo
militar, así como en organismos claves y estratégicos como importantes puertos y aeropuertos o como el caso del ex-magistrado Eladio Aponte Aponte quien presidió la Sala Penal del Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ). Aponte Aponte admitió públicamente haber seguido instrucciones para otorgar medidas cautelares a militares vinculados a estos carteles. A esto se le
agrega que los cárteles militares de la droga operan en complicidad con los
movimientos guerrilleros colombianos FARC y ELN, e incluso con la cooperación
del hampa común, lo cual les ha permitido hacerse de los espacios necesarios
para que Venezuela haya pasado a ser el principal puente para el tráfico de
estas sustancias estupefacientes hacia Europa, así como para distribuirla en
cuantiosas cantidades dentro del territorio venezolano.
Estas actividades ilícitas se
mantienen a pesar de haber sido denunciadas por periodistas y exmilitares venezolanos.
Asimismo, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de los Estados Unidos de América
sancionó en el año 2008 a un grupo de oficiales militares activos, y posteriormente
en el año 2011 amplió la lista de personas sancionadas, al incluir a un ex
Alcalde del Municipio Libertador perteneciente al partido de gobierno.
En las actuales circunstancias
que vive Venezuela, la solución a este problema, así como de muchos otros, pasa
por la salida del Nicolás Maduro de la presidencia. Maduro está atrapado y es
poco lo que puede hacer para combatir la corrupción y el narcotráfico dentro
del estamento militar, su legitimidad y doble nacionalidad le hace temer a la
FFAA. Por ello, no es casual que en su discurso se refiera con frecuencia a la
llamada Milicia Bolivariana, la cual está integrada por un grupo de reservistas
armados, sin mayor formación y altamente ideologizados que se asemeja a un
grupo paramilitar.
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