jueves, 31 de octubre de 2013

Libertad: suprema felicidad












JUANCARLOS VARGAS |  EL UNIVERSAL
jueves 31 de octubre de 2013  12:00 AM
Después de 15 años de haberse instaurado la denominada revolución, Venezuela pasó de ser un país democrático para convertirse en un régimen autoritario en el que predominan rasgos de neototalitarismo. Hugo Chávez bajo la asesoría de los hermanos Castro y ahora con Nicolás Maduro en el poder, lograron que los venezolanos en pleno siglo XXI soñemos con volver a ser libres.

Con la llegada a Miraflores de Nicolás Maduro, quien no posee el carisma, influencia y liderazgo de su padre político, se recurre cada vez más al terror como herramienta para evitar que tanto los seguidores del régimen, así como opositores piensen y se expresen con libertad. El terror es una herramienta que utilizan los neototalitarismos para anular de manera progresiva los derechos de los ciudadanos.
No somos libres porque tenemos un control cambiario desde el año 2003 que limita nuestro derecho al libre tránsito, no somos libres porque el derecho a la protesta pacífica se ha criminalizado, no somos libres porque cada día la libertad de expresión se cercena más, no somos libres porque no podemos comprar la marca de alimentos de la cesta básica que más nos gusta, no somos libres porque evitamos salir de nuestros hogares porque podríamos ser víctimas de la inseguridad, no somos libres porque no hay Estado de Derecho y se manipula la legalidad con el propósito de afianzar al régimen, no somos libres porque se obliga a los funcionarios públicos a vestirse de rojo para garantizar sus puestos de trabajo, no somos libres cuando millones de venezolanos hemos sido objeto de apartheid político al ser revisados nuestros datos para verificar si estamos incluidos en la lista Maisanta.

Este tipo de regímenes neototalitarios luchan por la dominación total de la población, esto genera la necesidad, como señaló Hannah Arendt en los Orígenes del Totalitarismo, que el líder recurra a la creación de un mundo ficticio. Maduro ha venido desarrollando un mundo ficticio para mantenerse en el poder a pesar de los cuestionamientos relacionados con su legitimidad y doble nacionalidad, por eso en sus discursos niega que el Gobierno sea responsable de la inflación, fallas eléctricas, desabastecimiento de alimentos, violaciones de derechos humanos y exorbitantes índices de criminalidad, pues para él se trata de una guerra económica orquestada desde el imperio y dirigida por la oposición.

En medio de una crisis sin precedentes en nuestra historia republicana, Maduro pretende engañar, una vez más, al pueblo venezolano promoviendo el concepto abstracto de suprema felicidad que pretende imponer a través de la creación de un viceministerio. Ahora bien, a pesar de los esfuerzos del régimen por tratar de crear un mundo ficticio, existe la realidad del venezolano que percibe que cada día somos menos libres y que la felicidad se alcanzará cuando el actual régimen deje de ostentar el poder y podamos rescatar nuestra libertad.
@jeisakuvargas

juancarloseisaku@gmail.com

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