Por: Juancarlos Vargas // El Universal
Jueves 13 de junio de 2013
El Gobierno de
Maduro, a pesar de su ilegitimidad de origen busca a toda costa ser percibido
como democrático ante la comunidad internacional. En los últimos días hemos
presenciado como el régimen ha ejecutado un conjunto de acciones con el
propósito de lavar su rostro internacionalmente, muestra de ello, es la
liberación bajo régimen de presentación del General (R) Rivero, quien había
sido involucrado en la “Conexión Abril” que supuestamente buscaba
desestabilizar al gobierno;
deportación de Tim Tracy, cineasta norteamericano catalogado al ser
detenido por el SEBIN como espía
de la CIA, aunque nunca fue imputado de ningún delito; la reciente reunión
entre el Ministro Jaua y el Secretario de Estado Kerry; solicitud del Ministerio
Público para conceder libertad condicional a la jueza Afuini; y por si fuese
poco el anunciado encuentro entre Maduro y el Papa Francisco.
Esto ha despertado
suspicacia dentro de la sociedad venezolana, pues es claro que Maduro está
recurriendo a la fórmula que le permitió a Chávez mantenerse en el poder por 14
años a través de acciones basadas en la distorsión de la realidad, a fines de
crear una apariencia de democracia. Para ello se
recurre nuevamente a la manipulación de la legalidad por parte del Poder
Judicial, toda vez que presentado el recurso de impugnación electoral por el
fraude cometido el 14A, así como la recusación de dos magistrados de la Sala
Electoral, quienes en el pasado fueron militantes del PSUV, hemos presenciado
como esta recusación se declaró sin lugar y actualmente existe un retardo injustificado
para decidir.
El régimen chavista-madurista, a diferencia de las dictaduras clásicas
que se apartaban totalmente de la legalidad, ha venido creando un entramado
jurídico con el propósito de mantenerse en el poder. Recurriendo el
amedrentamiento a través de la persecusión política cuando se sienten
presionados, amenazas de grupos paramilitares que operan al margen de la ley,
como las Milicias Bolivarianas, el FBL, y los recientemente creados milicianos
obreros. Además, se procura abolir de manera progresiva las libertades y
derechos de los ciudadanos, todo ello dentro de un marco que se caracteriza por
la celebración periódica de “elecciones”,
sin que éstas sean transparentes.
Ahora bien, a
diferencia de Chávez quien soportó su liderazgo en una abudante renta petrolera,
en su carisma, y en la conversión de la FFAA como un instrumento
fundamental de su proyecto, Maduro luce desesperado ante una de las mayores
crisis económicas que ha enfrentado el país, rumores de división dentro del
estamento militar, y una serie
hechos de corrupción, que han salido a la luz pública a través de audios
en los que se mencionan a los
principales funcionarios del gobierno.
Responder la
interrogante con que se títula el presente artículo, nos lleva a señalar que el
régimen podría ser calificado como
una dictadura electoral con rasgos de régimen neo-totalitario. Cabe destacar
que el totalitarismo es una forma de gobierno que difiere sustancialmente de
las tiranías y dictaduras clásicas, pues se recurre a las leyes y a las
decisiones de los tribunales para crear una apariencia de legalidad, a pesar
que progresivamente su busca la dominación total de
la población, ello trae como consecuencia que el líder trate de establecer un
mundo ficticio, en el que deba denuciar constantemente planes de
desestabilización y atentados en su contra. Por otra parte la confrontación es
necesaria para nutrir la revolución.
@jeisakuvargas
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