jueves, 13 de febrero de 2014

Maduro activó su maquinaria represiva contra los estudiantes











Zulmaire González y Juancarlos Vargas

Los venezolanos y el mundo entero volvieron a ser testigos de hechos de violencia desatada por el régimen que gobierna a Venezuela desde hace 15 años. El 12 de febrero, fecha en que se celebra el Día de la Juventud en Venezuela, estudiantes, activistas políticos, sociedad civil y ciudadanos salieron a manifestar, de manera pacífica, en todo el país contra la inseguridad, desabastecimiento, inflación, presos políticos, y sobre todo contra las arbitrariedades que Maduro ha venido implantando desde que asumió la presidencia.

Ha sido un patrón en la conducta de Nicolás Maduro utilizar la fuerza y reprimir en las protestas pacíficas. Los estudiantes se han convertido en las víctimas favoritas de Maduro, quien les teme porque históricamente estos jóvenes son símbolo de lucha, fuerza, valentía, creatividad, y coraje. En los momentos en que los estudiantes han recurrido a la protesta pacífica ha quedado en clara evidencia la falta de liderazgo y carisma de quien ocupa la silla de Miraflores.

En Venezuela se ha venido implementando la persecución como política de Estado bajo la asesoría del régimen castro-comunista. Maduro ha ordenado directamente a los órganos represivos del Estado, los cuales son controlados por el Ministro del Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, detenciones arbitrarias dirigidas a comerciantes, activistas políticos, y más recientemente contra estudiantes, entre los que incluso se encuentran menores de edad. Para justificar estas detenciones los órganos competentes fabrican delitos, constituyendo un mecanismo para criminalizar a la disidencia. Preocupa el carácter sistemático de esta conducta, que se inicia con la represión desproporcionada, para luego pasar a la privación arbitraria de la libertad como fase previa a la tortura, tratos crueles, inhumanos y/o degradantes, e incluso para la desaparición forzada de personas.


El perfeccionamiento de lo antes descrito quedó en evidencia con ocasión de las últimas protestas pacíficas organizadas por estudiantes, y especialmente durante  la manifestación que se realizó en conmemoración del Día de la Juventud. Jornada que culminó con la muerte de dos estudiantes universitarios quienes fueron ultimados por efectivos policiales y la detención arbitraria de aproximadamente 100 jóvenes.

Nicolás Maduro, el Ministro del Interior, y últimamente el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, amenazan y dan las órdenes directas para perseguir. La opinión pública ha sido testigo que en la persecución y represión no solo actúan fiscales, jueces, la policía política, efectivos policiales, militares, sino también se ha recurrido a  grupos civiles armados o cuerpos paramilitares, con el propósito de generar violencia, intimidar y atentar contra los estudiantes y la población quienes han venido protestando de manera pacífica.

Estos grupos armados fueron organizados por el ex Presidente Hugo Chávez con el propósito de realizar trabajo en beneficio de sus respectivas comunidades, pero alguno de ellos poco después fueron armados y financiados por el propio gobierno para convertirse en “guardianes de la revolución”, para lo cual atentan contra la disidencia, esto es el uso del terror como arma política. Aunado a ello, hay información de que agentes cubanos castristas, fueron infiltrados dentro de la Fuerza Armada para conjuntamente con la milicia armada articular una maquinaria represiva que opera dentro del Estado venezolano con el propósito de atemorizar a la población. Dicha maquinaria está inspirada en los mecanismos de represión que exitosamente ha empleado el régimen de los hermanos Castro durante los últimos 50 años.

Además de la amenaza y el uso desproporcionado de la fuerza por parte de los agentes del orden público al momento de reprimir las manifestaciones, se llevaron a cabo un conjunto de detenciones arbitrarias, en violación de derechos humanos relacionados con las garantías al debido proceso, como el derecho a ser juzgado por el juez natural, reclusión en establecimientos militares, imposibilidad de acceder a sus abogados, además de violaciones al derecho a la integridad personal. En las próximas horas el gobierno ha anunciado que los presentará ante los tribunales penales, para luego trasladarlos, como ha ocurrido en otros casos, a establecimientos penitenciarios donde deberán coexistir con procesados por delitos comunes, muchos de ellos de alta peligrosidad.

El Estado venezolano a través de sus instituciones debe garantizar el derecho a la protesta, de lo contrario los funcionarios que por acción u omisión coadyuven a la violación de estos derechos, se convierten en agentes de violación de derechos humanos. Esta práctica ha sido sistemática durante los últimos cinco días. Como consecuencia de ello, además de ser exigible la responsabilidad internacional del Estado por violación de DDHH, es exigible la responsabilidad penal individual de los funcionarios que han incurrido en conducta activa u omisiva que se haya traducido en violación a DDHH.

Es oportuno alertar a los funcionarios del Estado venezolano, bien sean integrantes del alto gobierno, fiscales del Ministerio Público, jueces penales, oficiales de la Fuerza Armada, Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), cuerpos policiales e incluso los colectivos armados que deben estar conscientes de las consecuencias jurídicas de los actos represivos en que han incurrido, toda vez que estos llenan los extremos para ser considerados como violaciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos, por lo que podrían terminar en La Haya enfrentando la justicia penal internacional.

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