domingo, 2 de junio de 2013

Persecución como política de Estado











Por: Zulmaire González // El Universal
Sábado, 01 de junio de 2013

El chavismo sin Chávez comenzó oficialmente el 14 de abril de 2013 con muy mal pie: impugnación de todo el proceso electoral, devaluación, desabastecimiento, alta inflación, mayor índice de inseguridad comparado con el año anterior, problemas económicos, intervención del sistema eléctrico, corrupción, AH1N1, más las divisiones internas en el PSUV. Nada fácil para Nicolás Maduro a quien se encomendó continuar y mantener la llamada revolución bolivariana.

En un país normal y totalmente democrático, donde los gobernantes y los que dirigen las instituciones están avocados a resolver los problemas ciudadanos de forma transparente y con independencia partidista, en este momento se estaría trabajando para generar las políticas públicas que lleven a la solución de los problemas. Pero, lamentablemente, en nuestro país pasa todo lo contrario debido a que la palabra democracia está en entredicho, un número importante de los funcionarios que laboran para el Estado están al servicio de un partido, así como de un proyecto político, esto en la mayoría de los casos con el propósito de aumentar sus respectivos patrimonios personales a costa del dinero que pertenece a todos los venezolanos.

Parece que la principal política de Estado de Maduro para atacar los graves problemas que vivimos los venezolanos se centra en la persecución. En los catorce años que gobernó Chávez con autoritarismo e investidura militar no se implementó una persecución  sistemática, mientras que Maduro en apenas un mes y medio como “presidente de la República” ya ha acumulado presos políticos, torturados, despidos de la administración pública por la sencilla razón de manifestar que votaron por Capriles en las pasadas elecciones o por que en sus redes sociales tienen algunas imágenes donde evidencian su posición política; además de quienes han sido privados de libertad por opinar contra el gobierno a través de twitter, así como por hacer uso de las cacerolas como  derecho a la protesta pacífica. Asimismo, existen casos como el del economista José Guerra quien tiene abierto un procedimiento ante el Ministerio Público por opiniones publicadas en la columna que mantiene en un diario de circulación nacional.

El éxito de la política de Estado de perseguir a los que disienten del gobierno va acompañada por la falta de independencia que existe en el Ministerio Público y en el Poder Judicial, toda vez que a los estudiantes privados de libertad por protestar después de las elecciones de abril y al General (R) Rivero, por nombrar algunos, le han aplicado la Ley Antiterrorismo, que tipifica la protesta civil o el cierre de calles como actos terroristas, lo cual es considerado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como una forma legítima de ejercer la libertad de expresión.

No solo Leopoldo López, el General (R) Rivero, Henrique Capriles, actores políticos, estudiantes, comunicadores sociales están siendo perseguidos por el gobierno de Maduro. En esta era del chavismo sin Chávez donde la política de Estado es perseguir a la disidencia, los que opinan  mediante las redes sociales, así como quienes cacerolean para hacer uso de la protesta pacífica, y los que opinan distinto al régimen, se convierten en perseguidos de un gobierno que carece de legitimidad de origen.

@zulmaire

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