miércoles, 27 de febrero de 2013

Breves Reflexiones sobre la Corrupción en Venezuela










Por: Zulmaire González


Mucho se dice sobre los altos niveles de corrupción en Venezuela, es común conocer que alcaldes, gobernadores, ministros, presidentes de institutos autónomos, así como un importante porcentaje de funcionarios estén incursos en hechos o actos de corrupción.

Durante los catorce años de gobierno de Hugo Chávez, hemos conocido casos emblemáticos de corrupción como: Plan Bolívar 2000, ciudad Lebrún, alimentos podridos de PDVAL,[1] el maletín Antonini con 800 mil dólares, la gestión de Diosdado Cabello en la gobernación de Miranda, la gestión de Juan Barreto en la Alcaldía Metropolitana y la gestión de José Vicente Rangel Ávalos en la Alcaldía de Sucre, la compra de armas, el Bus Caracas, la Gran Misión Vivienda, el uso excesivo y descarado de los recursos de Estado para hacer campañas políticas, por tan solo nombrar algunos casos. Es una verguenza que hayan sido muy poco los casos donde se determinó la responsabilidad penal y/o administrativa de los funcionarios incursos en los delitos establecidos en la Ley contra la Corrupción, por el contrario, siempre estos funcionarios luego de una suerte de reciclaje institucional terminan ocupando otros cargos dentro del gobierno, lo que evidencia la impunidad que existe en Venezuela.

El desvío de fondos públicos o el mal manejo de estos, generan consecuencias negativas para el país, que se traduce en el estado de abandono de los hospitales y las autopistas, los problemas eléctricos, las promesas incumplidas, el mal funcionamiento de los servicios públicos administrados por el gobierno que evidencian una falta de compromiso del régimen chavista para combatir de una manera eficiente la corrupción en Venezuela. Asimismo, cabe recordar que aún está en mora la designación de un nuevo Contralor General de la República, cargo que ha venido ejerciendo quien era la Sub-Contralora al momento del deceso, en junio de 2011, del único Contralor designado desde 1999 siguiendo los preceptos establecidos en la Constitución.

Aunado a lo anterior, en el último estudio de percepción de corrupción elaborado por Transparency International,[2] Venezuela obtuvo una puntuación de 19/100 quedando en el puesto 165 de 176 países evaluados y como dato adicional, en el Continente Americano, Venezuela y Haití son percibidos como los países más corruptos.

Los escándalos en materia de corrupción en Venezuela afectan nuestros valores y principios éticos en detrimento de la sociedad, la institucionalidad, el imperio de la ley, lo cual ha generado atraso, desmejora en nuestra calidad vida, y ha contribuido a aumentar los índices de impunidad.



[1] Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos, S.A. (PDVAL), empresa del Estado cuya misión es ofrecer a la población venezolana productos de la cesta básica e insumos básicos a precios regulados en todo el país, atendiendo a toda la cadena de comercialización, que incluye producción, transporte, almacenamiento, distribución y venta final.

martes, 26 de febrero de 2013

La Crisis Provocada por la Sala Constitucional














Por: Juancarlos Vargas

El Estado de Derecho está íntimamente vinculado con la noción de imperio de la ley. Dicho en términos más claros, el imperio de la ley no se refiere al derecho que es, sino al derecho que debe ser.[1] El régimen chavista ha inculcado valores anti-democráticos para pervertir la convivencia en democracia y el estado de derecho, llevando a Venezuela a una nueva forma de dictadura, como los son las denominadas “dictaduras electorales”, las cuales aparentan cumplir los requisitos de una democracia por la mera celebración de elecciones. En las elecciones se utilizan recursos del Estado, se recurre a la movilización de las masas que han endiosado la figura del líder neo-totalitario. Dicha movilización exitosa de las masas ha permitido al régimen chavista justificar atropellos al imperio de la ley, el irrespeto al estado de derecho, y la violación de derechos humanos  fundamentales, todo ello bajo el pretexto que el país debe someterse a la voluntad de las “mayorías” que  han venido respaldando al chavismo durante los últimos catorce años, y en consecuencia  todo es legal, si el pueblo “mayoritario” así lo desea, o lo que es igual si Chávez así lo desea.

El irrespeto hacia el estado de derecho y al imperio de la ley fue materializado de manera aberrante por el Tribunal Supremo de Justicia, a través de la tan comentada sentencia de la Sala Constitucional con ponencia de la Magistrada Luisa Estella Morales. Esta decisión constituye una burla para los venezolanos, pues con ella se pretende justificar, utilizando una vez más la mentira y la manipulación de la legalidad, el expresarse que aunque el presidente electo no tomó juramento de su cargo el pasado 10 de enero de 2012, como lo señala la Carta Magna en el artículo 231, se esgrimió la rebuscada tesis de la continuidad administrativa, con el propósito de dar una aparente legalidad de continuidad a los funcionarios nombrados por Chávez durante el pasado mandato constitucional, incluyendo al Vicepresidente Ejecutivo, Nicolás Maduro, quien a nuestro criterio está ejerciendo funciones al margen de la Constitución de 1999, así como evitar la declaratoria de la falta temporal y de la falta absoluta.

Esta estrategia carente de toda ética y basamento jurídico tiene a Venezuela al borde de una crisis política, social y económica sin precedentes, pues la incertidumbre, la sensación de vacío en el gobierno, acompañada de la mentira, podrían generar la mayor de las frustraciones entre los propios seguidores de Hugo Chávez, a quienes se les señala que el presidente electo está gobernando, girando instrucciones y tomando decisiones, cuando en realidad se desconoce su paradero y su verdadero estado de salud.



[1] Véase sobre este tema a Hayek, Frederich, The Constititution of Liberty, 1960.

lunes, 25 de febrero de 2013

El Progresivo Desmantelamiento de las Instituciones y del Aparato Productivo del País



Por: Juancarlos Vargas

Al igual que otros regímenes con rasgos de totalitarismo, el  régimen neo-totalitario chavista se ha caracterizado por duplicar organismos públicos.  Esta duplicación de organismos y por ende la división de autoridad ha sido exitosa para generar la confusión que requieren los totalitarismos, y en general los gobiernos no democráticos con el propósito de mantenerse en el poder. Arendt señaló que la coexistencia de un poder real y del ostensible es una herramienta que se emplea con el propósito de alimentar la incertidumbre de la que se nutren los totalitarismos. [1]


La duplicación de organismos contribuye a la ineficiencia, pero para los gobiernos totalitarios la eficiencia pasa a un segundo plano, debido a que el principal objetivo del líder es detentar el poder total sacrificando para ello la eficiencia administrativa y la capacidad industrial y económica. Se justifica que la estructura del Estado no sea eficiente argumentando que esa situación es transitoria, pues conciben las victorias o derrotas en términos de periodos muy extensos, para lo que acuden a metas globales.

Los Estados totalitarios se caracterizan porque el dictador o líder totalitario debe mentir para mantenerse en el poder. “El sistema de mentir a todo el mundo puede ser empleado con seguridad sólo bajo las condiciones de la dominación totalitaria, donde la calidad ficticia de la cualidad cotidiana torna a la propaganda superflua. En su fase anterior a la conquista del poder, los movimientos totalitarios nunca pueden permitirse en el mismo grado ocultar sus verdaderos objetivos”[2].

Esa afirmación se sustenta en la necesidad que tienen los movimientos totalitarios de aprovecharse de las masas, toda vez que éstas constituyen un ingrediente fundamental para configurar un Estado totalitario, esto lo ha logrado Hugo Chávez a través de dadivas y promesas, pocas de ellas cumplidas a cabalidad y otras a medias tintas para aglutinar el chavismo duro, al cual movilizan con facilidad bajo la manipulación y el uso de los recursos económicos de todos los venezolanos, principalmente de las enormes ganancias provenientes de la comercialización del petróleo.

sábado, 23 de febrero de 2013

¿Qué pasa en Venezuela? El sucesor













Por:  Zulmaire González y Zulmaire González



Desde que arribamos a Durham, Carolina del Norte en agosto de 2012 con propósitos académicos, ha sido cada vez más frecuente escuchar ¿Qué pasa en Venezuela? Esta interrogante ha sido formulada por compañeros, amigos, profesores e incluso por algunas personas desconocidas al reconocer nuestro acento. Dicha interrogante no siempre ha sido fácil responder en pocas palabras. A veces y dependiendo del tiempo e interés del interlocutor nos remontamos al año 1992 cuando el entonces Teniente Coronel Hugo Chávez liderizó el fallido golpe de estado, en otras ocasiones partimos del año 1998 cuando Chávez ganó sus primeras elecciones, o nos referimos al proceso constituyente que culminó con la Constitución de 1999 y también incluimos aspectos relacionados con su carisma y locuacidad. Además tratamos de explicar como utilizando los recursos provenientes de la venta del petróleo y su habilidad se ha convertido en un líder no solo regional sino también de alcance mundial. Últimamente las interrogantes se centran en que ha ocurrido en Venezuela desde que Chávez viajó a la Habana en diciembre de 2012, esto va acompañado de otra inquietud: Quién o quienes gobiernan actualmente en Venezuela?

Por ser Venezuela un régimen con rasgos neo-totalitario, el tema de la sucesión del jefe totalitario se caracteriza por evitar mecanismos claros de sucesión en caso de falta absoluta del líder, razón ésta por la que ha sido un propósito y no una casualidad alimentar la incertidumbre:

“El jefe totalitario, en marcado contraste, con todos los anteriores usurpadores, déspotas y tiranos, parece creer que la cuestión de sucesión no es excesivamente importante, que no se requieren para ocupar el puesto cualidades o preparación especiales, que eventualmente el país obedecerá a cualquiera que resulte haber obtenido la designación como sucesor en el momento de su muerte y que ningún rival sediento de poder le disputará su legitimidad”[1]

Parece que nuestro país ha llegado a un momento sobre el que mucho se ha hablado y escrito, el denominado “chavismo sin Chávez”. A partir de diciembre cada vez que escuchamos los "partes médicos" proporcionados bien por el Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información, el Vicepresidente Ejecutivo, el Ministro de Relaciones Exteriores o cualquier funcionario que se arrogue esa atribución, nos preguntamos si nos están hablando con franqueza o nos están ocultando algo, en consecuencia la incertidumbre que no es nueva para los venezolanos, se apodera tanto de los partidarios como de los opositores al régimen. El fomentar la incertidumbre no es una fórmula original del chavismo pues el régimen desde sus inicios se ha hecho acompañar por la mentira, pues el mentir para mantenerse en el poder ha sido una de las enseñanzas del Castro-Comunismo que mejor han asimilado.

Todo parece indicar que al ungido por el presidente Chávez, el Vicepresidente Ejecutivo Nicolás Maduro se le ven las costuras, pues han pasado casi tres meses desde que el presidente Chávez le encomendó la tarea y hasta ahora no ha gobernado, se ha empeñado en alternar un verbo radical con un discurso que mezcla el elemento religioso con el sectarismo, se ha empeñado en imitar a Chávez sin mucho éxito y lo más grave de este mandato, es que el Vicepresidente ungido no toma decisiones sino que recurre a la Habana para que se decida el rumbo de Venezuela.

Lo que ha ocurrido en Venezuela desde diciembre de 2012, demuestra que sin el líder mesiánico Maduro y sus compañeros de lucha, se muestran incapaces de gobernar sin recurrir a la tentación del autoritarismo y la represión, alguna de las razones que permitirían explicar esta afirmación son: carecen de la experticia y el instinto político de Hugo Chávez por lo que son fáciles de manejar por los hermanos Castro, se sienten desorientados y desamparados pues se acostumbraron a obedecer al líder supremo y en estos momentos de presión son presa fácil del nerviosismo, de la contradicción y propensos a errar, aunado a ello está el elemento de las confrontaciones internas que abarcan tanto al ala civil como militar de la revolución, el cual si bien no ha estallado no deja de generarles tensión.

La pregunta no ha sido despejada, ¿qué pasa? y ¿qué pasará en Venezuela? son interrogantes que darán mucho que hablar en los próximos días.


[1] Arendt, Hannah, Los Orígenes del Totalitarismo (Trad. cast. de Guillermo Solana, México: Taurus, Primera Reimpresión 2004). Título original: The Origins of Totalitarianism, New York. Harcour Brace Javanovich, 1961.

viernes, 22 de febrero de 2013

La progresiva deshumanización del actual gobierno venezolano: A propósito de la negativa de las medidas humanitarias a Simonovis



Por: Juancarlos Vargas

El tribunal venezolano que negó en fecha 21 de febrero de 2012 la medida humanitaria al ex comisario Iván Simonovis condenado a treinta años de presidio por el golpe de estado de abril de 2002, reafirmó lo que insistentemente se ha venido señalando en los últimos años, cada vez con mayor énfasis, sobre la inexistencia de división de poderes y la situación de derechos humanos en Venezuela.

Llama la atención que a pesar que Simonovis es considerado por la oposición venezolana  y por sectores de la comunidad internacional como “preso político”, se le negó la medida humanitaria solicitada por sus abogados y se le “decretó prácticamente una pena de muerte” a este ciudadano debido al deterioro físico que padece como consecuencia de haber estado recluido en un calabozo en condiciones que constituyen un trato cruel, humano y/o degradante[1] sin que la institución llamada a velar por la vigencia de los derechos humanos en el país-Defensoría del Pueblo- de conformidad con la Constitución de 1999,[2] haya tomado alguna iniciativa apreciable para cumplir cabalmente con su mandato.

La relación entre la división de poderes y la vigencia de los derechos humanos es imprescindible para evitar el deterioro del estado de derecho, la falta de justicia y la libertad. La inexistencia de esta relación se ha venido haciendo cada vez más evidente en los últimos catorce años. Paradójicamente ha contribuido para ello la creación de esta novedosa institución en Venezuela que tanta expectativa y optimismo e incluso emoción generó entre los jóvenes abogados que contribuyeron a darle vida a lo que parecía ser una utopía que se materializó hasta el año 2002 gracias al trabajo constante, desinteresado y sobre todo no sujeto a las directrices ideologías derivadas del Poder Ejecutivo.

Cabe destacar que en el año 2002, cuando el entonces Defensor asumió una conducta omisiva apartándose del mandato constitucional, advertí con otros ex Directores de la Defensoría del Pueblo, como integrantes de la ONG Veedores de los Derechos Ciudadanos, con preocupación esta situación, por lo que se denunció ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos la politización de esa institución. Esta ONG insistió en que un número importante de funcionarios de la Defensoría del Pueblo estaban ideológicamente vinculados con el partido de gobierno, lo cual llevó a que fuesen desestimadas nuestras denuncias y catalogados de golpistas.

En la actualidad, la situación antes descrita se ha acentuado, pues ya no se trata de un número importante de funcionarios ideológicamente vinculados al régimen sino que todos los funcionarios y empleados son obligados por la actual Defensora del Pueblo a seguir las líneas ideológicas del gobierno.

Once años después de la denuncia presentada por los Veedores de los Derechos Ciudadanos, es posible apreciar que la Defensoría del Pueblo, no solo no ha cumplido con su mandato, sino que por el contrario ha contribuido a violar derechos humanos con su constante conducta pasiva y omisiva.

El caso Simonovis, la persecución, tortura y encarcelamiento injustificados en que ha sido objeto la jueza Afiuni, el cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV), las multas contra Globovisión, las constantes persecuciones y violaciones al debido proceso de las que han sido objeto muchos de quienes son políticamente contrarios al régimen chavista, la impunidad con que actúan los delincuentes, han logrado que al ciudadano común en particular y en general a la sociedad venezolana se le haya olvidado que existe la Defensoría del Pueblo, la cual se ha convertido en una herramienta más del chavismo para aparentar ante la comunidad internacional que en Venezuela existe una democracia y se respetan los derechos humanos. Asimismo, se defiende la tesis que no hay perseguidos políticos, cuando está claro que se persigue para crear una sensación de temor y de miedo cuyo fin último es amordazar a la sociedad venezolana. Muestra de ello son las “cruzadas” por supuestos hechos contra la corrupción que se han iniciado en la última semana contra integrantes de la oposición, como el ex alcalde Leopoldo López, quien deberá comparecer a la fiscalía en calidad de imputado el próximo 28 de febrero. Este hecho incorpora una novedad pues ya no se persigue únicamente al político opositor sino que se empieza a jugar con elementos psicológicos al imputar también a la señora madre de López que en el mes entrante deberá comparecer a la fiscalía también en calidad de imputada.  

Todo lo narrado ocurre en un clima de incertidumbre que contribuye a una falta de reacción contundente por parte de la sociedad venezolana, donde hasta ahora algunos sectores están dispuesto a arriesgarse (estudiantes, sindicalistas y activistas de derechos humanos). Esta situación en ocasiones parece avanzar hacia un estado de inercia en espera de un desenlace, por lo que la falta de reacciones más contundentes, en consecuencia es posible afirmar que el terror y el miedo se ha logrado implantar de manera progresiva y sistemática durante los últimos catorce años.

Hoy en día podemos aseverar que la Defensoría del Pueblo volvió a ser una utopía a pesar del trabajo y esfuerzo de muchos jóvenes comprometidos con la institucionalidad quienes se vieron frustrados ante la prevalencia de la ideología gubernamental.



[1] Convención contra la Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos y/o Degradantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Artículo 16 1. Todo Estado Parte se comprometerá a prohibir en cualquier territorio bajo su jurisdicción otros actos que constituyan tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes y que no lleguen a ser tortura tal como se define en el artículo 1, cuando esos actos sean cometidos por un funcionario público u otra persona que actúe en el ejercicio de funciones oficiales, o por instigación o con el consentimiento o la aquiescencia de tal funcionario o persona. Se aplicarán, en particular, las obligaciones enunciadas en los artículos 10, 11, 12 y 13, sustituyendo las referencias a la tortura por referencias a otras formas de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes(…)

[2] Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, publicada el 24 de marzo de 2000, publicada en la Gaceta Oficial Número Extraordinario 5.453 de la misma fecha. Artículo 280. La Defensoría del Pueblo tiene a su cargo la promoción, defensa y vigilancia de los derechos y garantías establecidos en esta Constitución y los tratados internacionales sobre derechos humanos, además de los intereses legítimos, colectivos y difusos, de los ciudadanos(…)

jueves, 21 de febrero de 2013

¿Hay democracia en Venezuela?











Por: Juancarlos Vargas

Introducción.
Estas reflexiones fueron resultado como consecuencia  de las declaraciones del congresista liberal de oposición de nacionalidad canadiense Jim Karygannis, quien hace más de un año solicitó un debate de emergencia en el  Parlamento de Canadá para discutir la coyuntura política venezolana.

Dictadura Electoral y Régimen Neo-Totalitario.
El régimen que instauró Hugo Chávez en Venezuela, en principio, podría ser calificado como una dictadura electoral con rasgos de régimen neo-totalitario. Cabe destacar que el totalitarismo es una forma de gobierno que difiere sustancialmente de otras formas de gobierno como las tiranías y dictaduras cien por ciento puras, principalmente por la forma particular en que utilizan el terror. La Alemania Nazi y el gobierno comunista de Stalin fueron los dos regímenes totalitarios más estudiados del Siglo XX. No obstante, este concepto no es aplicable a todos los gobiernos comunistas ni a todos los gobiernos fascistas. Para Federico Welsch, otros regímenes totalitarios, sin ánimo de ser exhaustivo, que se podrían añadir a la lista son “la República Popular China en la época de Mao (Revolución Cultural), Camboya bajo la dictadura de Pol Pot, la Rumania de Caucescu, Afganistán bajo la dictadura talibán, Irak bajo la dictadura de Hussein y Corea del Norte”. Pero además, la disolución soviética dejó atrás ejemplos claros de formas totalitarias caracterizadas por el empleo de mecanismos formales democráticos para legitimarse, lo que explica la persistencia de los regímenes centroasiáticos, ruso y bielorruso, pero también la expansión de esta forma de democracia totalitaria en América Latina, como lo demuestran los regímenes venezolano, boliviano, ecuatoriano y nicaragüense, todos asociados al ALBA. Por esa razón se hace indispensable superar los conceptos simples y maniqueos que dominaron el lenguaje político durante el siglo XX.

El Régimen Chavista-Madurista-Castrista y los Elementos de un Totalitarismo renovado.

El régimen chavista reunió rasgos de un totalitarismo renovado, rasgos estos que se han profundizado aceleradamente desde que Maduro asumió la jefatura del Estado.  El régimen que ha gobernado Venezuela durante los últimos 15 años se caracteriza porque concurren las principales características que caracterizan a los regímenes de esta naturaleza, como: (1) concentración del poder en un líder y desarrollo del culto a la personalidad, lo cual incluso se mantiene luego de la desaparición física del líder; (2) sustitución del sistema de partidos por un movimiento de masas; (3) el miedo como mecanismo de dominación; (4) la progresiva abolición de las libertades y derechos de la persona humana; e) el desplazamiento constante del centro del poder; (5) la coexistencia del poder real y el ostensible; (6) uso de la propaganda y del sistema educativo para adoctrinar, (7) supervisión centralizada de la economía; y (8) la utilización del Derecho, a través de la manipulación de la legalidad con el propósito del logro de sus objetivos.

El Uso del Terror como medio para anular las libertades.
El terror es la herramienta que han utilizado los totalitarismos para evitar que los individuos puedan pensar y expresarse con libertad; les anula de manera progresiva sus derechos. Los gobiernos totalitarios nunca abandonan el uso del terror, ni siquiera cuando logran sus objetivos psicológicos: su verdadero horror se fundamente en que ejerce control sobre una población que ha sido completamente sometida.

Visto que los totalitarismos luchan por la dominación total de la población, esto trae como consecuencia que el líder se vea en la necesidad de establecer un mundo ficticio, pero a la vez debe acudir a todos los medios que sean necesarios para evitar que ese mundo ficticio alcance estabilidad, como consecuencia de ello los totalitarismos se caracterizan por el desprecio a la estricta adhesión a las normas jurídicas, pues la estabilización de las leyes obra en contra de la supervivencia del régimen.